jueves, 1 de mayo de 2014

Ayrton Senna da Silva: a 20 años de su partida -Parte 2-


Por: Arturo Barajas / Licenciatura
Para la siguiente temporada, Senna firmó para Lotus, equipo en donde consiguió sus primeras victorias e incluso peleó por el campeonato mundial de pilotos. En la escudería británica duró tres temporadas y en 1988 llegó a McLaren para ser compañero de equipo de su máximo rival deportivo: Alain Prost.
Senna ganó ocho de las 16 carreras y con 90 puntos,  se convirtió por primera vez en  campeón mundial de la Fórmula 1. Es en esta etapa cuando surge la intensa rivalidad con Prost. Tan intensa que a pesar de ser compañeros de equipo, llegaron a haber roces y contactos que provocaron los abandonos en múltiples carreras. No obstante, la rivalidad era meramente deportiva pues ambos pilotos siempre reconocieron las virtudes de cada uno en diferentes momentos.
De hecho, Prost declaró en entrevista para el periodista inglés, Nigel Roebuck que si Senna llegó a McLaren fue porque él lo había recomendado argumentando que el brasileño era el mejor. Posteriormente, la temporada 1989 fue para Alain Prost con un final muy cerrado y polémico pues Senna fue descalificado de la última carrera del calendario  por una maniobra en la que los dos coequiperos de McLaren se vieron involucrados. Pero la siguiente temporada, la de 1990 trajo revancha para Senna y consiguió el bicampeonato del mundo. 
En 1991, ganó por tercera ocasión el campeonato de la Fórmula 1. Ahora tras una ardua pelea por la cima con Nigel Mansell. Este hecho fue sin duda el que lo consagró como uno de los mejores pilotos de la categoría reina del automovilismo en todos los tiempos. Se unía a la lista de leyendas encabezadas en aquel entonces por Juan Manuel Fangio, Jack Brabham, Jackie Stewart, Niki Lauda y su compatriota Emerson Fittipaldi, entre otros.    
 A principios de los 90´s, Senna se encontraba en plenitud física, mental y sobre todo, espiritual ya que el paulistano era un fiel creyente. Incluso, llegó a comentar en repetidas ocasiones que siempre hablaba con Dios en Eau Rouge, segunda curva del circuito belga Spa Francorchamps.  Esta plenitud en todos los aspectos hacía pensar que su futuro deportivo seguiría siendo fructífero.
No fue así. Llegó el año de 1994, con él vino un cambio de escudería para Senna da Silva. Ahora defendería los colores de Williams. 1 de mayo de hace 20 años, se disputaba la séptima vuelta del Gran Premio de San Marino, en la región de Imola, en el Autódromo Dino y Enzo Ferrari. 
Ayrton no se sentía a gusto dentro del monoplaza, estaba inseguro y temeroso por la muerte de Roland Ratzenberger el día anterior durante la prueba de clasificación. Se dirigía a más de 300 kilómetros por hora a la curva Tamburello cuando ocurrió el fatal accidente. La barra de dirección del auto se rompió, Senna no pudo hacer nada y el impacto contra el muro de contención y el desprendimiento de piezas metálicas que volaban violentamente sin dirección, dejaron sin vida a quien a partir de ese momento, ese 1 de mayo de 1994, dejó de ser un humano para convertirse en leyenda.
El fatal accidente promovió una revolución en cuanto a la seguridad en las diferentes pistas. La hermana de Senna, Viviane, declaró que está segura de que la muerte de su hermano pudo haber sido evitada con mejores medidas de seguridad. La Federación Internacional del Automóvil actuó, y desde aquella fecha, ningún piloto de Fórmula 1 ha muerto.

El legado de Ayrton Senna sigue vivo, pilotos actuales tratan de emular lo hecho por el brasileño. Gente involucrada en el deporte motor se refieren a él como el mejor piloto que ha nacido. Es por eso que a 20 años de su muerte, recordamos a Ayrton Senna da Silva como el gran piloto, pero más aún, como el gran ser humano que fue.