domingo, 31 de agosto de 2014

El olé tuvo que callar

Fotos: Alan Fabi Mendoza / Bachillerato

Por: Alan Fabi Mendoza / Bachillerato


Ole, ole” gritaba la gente con emoción. Un ambiente caluroso al principio pero luego una lluvia que se convirtió en diluvio, eso se vivió este domingo en la Plaza de Toros México, que celebró la séptima novillada. 

Antes del inicio de esta celebración, no se hizo esperar la banda sonora de música alusiva a la fiesta taurina. La gente llegaba una hora antes para deleitarse la mirada con la majestuosa vista que ofrece y enriquece la Monumental Plaza México. 

Con el paso del tiempo, comenzaron a escucharse los gritos de los aficionados ansiosos de que salieran los toros. Una vez que comenzó la novillada, la gente pasada de copas no podía faltar, con bramidos alentadores hacia Edgar Badillo, Diego Emilio y demás novilleros, hicieron acto de presencia.

Una nube negra rodeó el espectáculo, el aire movió la arena y comenzó, así, una pequeña lluvia. Poco después ese chubasco pasó a una tempestad que inundó el ruedo. El juez de plaza declaró  que se cancelaba la fiesta, las nuevas promesas del toreo  salieron a escena para pedir perdón a los asistentes. 

Las personas que pagaron su boleto no pudieron terminar de ver toda la corrida y tuvieron que irse mojados, con caras largas y decepcionados. El olé tuvo que callar.