lunes, 18 de agosto de 2014

Quinta novillada en la México

Fotos: Arturo Abiaca / Licenciatura

Por: Alejandro Fernández / Licenciatura

La madre naturaleza regaló a la afición taurina una linda tarde de toros, al esperarse a que cayera el último ejemplar de la ganadería Real Valladolid, para abrir la llave del cielo y mojara el ruedo de la Monumental Plaza de Toros México.
La jornada comenzó a las 4:30 de la tarde, cuando los parches y metales se hicieron sonar en la Plaza, para que los asistentes se unieran en una sola voz con un ¡OLÉ! seguido del paseíllo. Los novilleros capitalinos salieron con el típico traje de luces.
El primer novillo de la tarde fue para Mirafuentes De Anda, de nombre Triunfador de patas delanteras débiles, de pitones paliabierto y de color obscuro. Con el capote su accionar fue bueno, pero los problemas comenzaron cuando llegaron las banderillas al sólo colocar tres de seis. Con la muleta hizo una buena faena, pero a la hora de la suerte suprema falló con la primera estocada al picar hueso y no el órgano vital.
El segundo de la tarde fue Brujo de 411 kilos para Luis Ignacio Escobedo quien tuvo una tarde de infierno al no poder matar a sus dos ejemplares en la primera estocada. El novillo pareció que le hizo una brujería al quererlo coger cada vez que este se acercaba con la muleta. Escobedo terminó su faena tirándose a matar  tres veces.
El tercero de la tarde llevó el nombre de Artista, quien hizo temblar a propios y extraños, tras cambiar su viaje al cuerpo del matador Antonio Mendoza quien lo esperaba de rodillas, esquivando a la bestia. En las banderillas los espectadores aplaudieron el buen tercio que la cuadrilla del novillero hicieron ver a los aficionados. Mendoza con la muleta toreó a redondo e hizo varios remates de pecho y se plantó bien frente al ejemplar. El capitalino se tiró a matar en dos ocasiones, siendo la segunda letal para aniquilar al animal.
El cuarto de la tarde, de nombre Aventador, hizo referencia a su nombre al aventar a De Anda en dos ocasiones, siendo la tercera de la tarde. Con el capote lo recibió de rodillas y siguió con verónicas y medias verónicas. Con las banderillas no tuvo ningún problema. 
El quinto de la tarde, Campeón, se llevó la tarde, tras ser un ejemplar complicado que torear, con el capote salió avante en las cosas el joven Escobedo. Pero por desgracia para el novillero, Ignacio no encontró por donde torearlo con el capote y con la suerte suprema, el novillero capitalino, se lanzó a matarlo en más de diez ocasiones, para que así el juez de plaza ordenara tocar los tres avisos permitidos y que la bestia, saliera por donde había entrado cual Campeón.
El último de la tarde, Chocolate, quería endulzar la tarde y Antonio Mendoza era el indicado para que esto sucediera. Con una gran faena con capote y muleta Mendoza puso de pie a los aficionados quienes tras cinco toros y errores de los matadores, pensaban ver la primera oreja de la tarde, pero todo se desvaneció al momento que Mendoza se tiró a matar, al picar hueso y no entró el estoque hasta dentro.

Al final de la corrida, la lluvia se hizo presente, los paraguas salieron y los toreros sin ningún premio se fueron.