lunes, 20 de abril de 2015

Cuauhtémoc Blanco: El Águila que desciende


Por: Adán Manzano / Bachillerato

Cuauhtémoc Blanco no es el jugador que más títulos o reconocimientos haya cosechado en el futbol, sin embargo es uno de los mayores ídolos nacionales. La calidad actual del futbolista capitalino no se compara con su historia en el balompié, ya que él es mucho más que su presente. 
Blanco Bravo nació el 17 de enero de 1973, en la ciudad de México. El ‘Cuau’ se crió en una de las zonas más antiguas y que ha sido marcada por la violencia en el Distrito Federal: Tepito. Las calles de este barrio y las canchas traseras de la central de abasto, fueron los estadios que vieron las primeras anotaciones y dotes del jugador.
Pero siempre hay un inventor en todo, y es que la historia de Blanco no hubiera podido escribirse sin la visoría de Ángel ‘Coca’ González, un descubridor de talentos que reveló a estrellas del fútbol mexicano como lo fueron Ricardo Peláez, German Villa y Edson Astivia, e iconos actuales como Paul Aguilar, Luis Montes, Héctor Herrera, jugador del Porto de Portugal, entre otros.
El 5 de diciembre de 1992, quedó marcado como un día histórico en el futbol mexicano. Ese día fue el estreno de uno de los jugadores cuya polémica, dentro y fuera del campo, fue tan destacada como su forma de jugar en el terreno de juego. Blanco se estrenó en el equipo de sus amores: las Águilas del América. 
El temperamento y la competitividad dentro del campo fueron características que siempre mostró el atacante y con el que contagió a sus compañeros para mostrarse como rivales a los que no se les podía intimidar.
Sus festejos de gol, fueron parte fundamental del hombre de 42 años de edad. Sus celebraciones y la picardía para provocar al rival, fueron las compañeras de su buen juego en cada partido.   
Aunque militó en uno de los equipos más aborrecidos y amados del país, los aficionados mexicanos se rindieron ante el ‘ídolo azteca’, debido a sus aportaciones, tanto anotaciones como asistencias, para la selección mexicana.
El gol del triunfo en la final de la Copa Confederaciones de 1999 ante Brasil, celebrada en el Estadio Azteca, se convirtió en la consagración del atacante como el mejor en los últimos 20 años. En ese entonces, México consiguió su máximo galardón internacional y tomó los reflectores ante un combinado brasileño que parecía invencible.
La ‘cuauhtemiña’ marcó al jugador como uno de los más descarados y más creativos mundialmente, ya que la jugada fue realizada en el máximo escenario del fútbol: la Copa del Mundo de Francia 98.
Aunque su paso por Europa fue muy discreto. El ariete mexicano tomó los reflectores del estadio Santiago Bernabéu, luego de marcar un gol en una jugada de tiro libre, y conseguir un agónico empate 2-2 entre Valladolid y Real Madrid.
Sin embargo, a su retorno a México, Blanco saldó una cuenta pendiente y fue campeón con América en 2005, en el Estadio Azteca.
El regreso a la selección mexicana en el Mundial de Sudáfrica 2010 fue una revancha para Blanco, misma que fue concedida por el estratega Javier Aguirre, quien destacó la forma en que el jugador apoyó al equipo, dentro y fuera del campo.
Foto: cuauhtemoc-blanco.com
El ‘Temo’ nunca logró su sueño de retirarse en el club que lo vio nacer, pero el sentimiento por el equipo siempre permanecerá en el atleta, no igualmente para la directiva del club, a quien ha señalado como la culpable de que su regreso no se haya dado.
Ahora, tras casi 23 años de carrera, Cuauhtémoc Blanco asegura estar “hasta la madre del futbol”, por lo que el ariete se despide del balompié profesional con el Puebla este martes, en una final ante Chivas de Guadalajara. 

Por otra parte, el futbolista enfrentará de ahora en adelante a un nuevo rival, y tal vez el más difícil de su carrera: combatir las problemáticas del país, por medio del sistema político.