miércoles, 1 de abril de 2015

Diego Ramírez, uno de los pilares del Tri

Foto: miselección.mx

Por: Paulina Grajeda / Licenciatura

Hay personas que son tan amantes del futbol que no importa si están dentro o fuera de la cancha, su única intención es estar presentes en este deporte. Diego Ramírez Deschamps es uno de esos particulares casos en los que el amor por el balompié fue tan fuerte que prefirió dejar su carrera como jugador para dedicarse a la dirección técnica.

Nació el 4 de octubre de 1981 en la Ciudad de México. Desde pequeño estuvo involucrado con el futbol. Jesús Ramírez, su padre, se inició en el deporte de la de gajos en 1972. Diego nació ‘con un balón bajo el brazo’. 
Conforme pasaron los años se involucró cada vez más en este deporte. A los 19 años hizo su debut con el Atlante. Fue en el 2007 cuando aquella carrera que empezaba a tomar camino, estaba por terminar. Una lesión en el tobillo, siendo jugador de Monterrey (préstamo) provocó que decidiera dejar de estar dentro de las canchas luego de nueve años en activo, en los que acumuló 109 juegos disputados, 6,689 minutos y tres goles.

Pero el sueño no terminó ahí. Ramírez Deschamps optó por prepararse como director técnico. No era para menos, su padre, ‘Chucho’, tenía una vasta experiencia en este ámbito; incluso, ya había saboreado las mieles del triunfo mundial: fue campeón en la máxima justa a nivel de Selecciones en 2005.

Diego no desistió de su camino y se ‘encontró’ con un viejo amigo: Miguel Herrera, quien confió en su talento y lo incorporó a su cuerpo técnico en el Atlante, en 2010. Desde entonces, han sido inseparables. 
En el Clausura 2012, Herrera Aguirre fue contratado con el América; con él se fue todo el cuerpo técnico, en él aún se encontraba Diego. Juntos fueron campeones del futbol mexicano y disputaron dos finales. Diego se caracterizó por ser el hombre sereno, el táctico, quien daba calma los temperamentales Miguel Herrera y Santiago Baños; era el punto medio perfecto para la tercia.

Ya en el 2014, llegó una nueva oportunidad. Herrera, de nuevo con todo su cuerpo técnico, emprendió un camino diferente: la Selección Nacional. Entonces, Diego tuvo un peso mayor: se convirtió en el encargado de las visorías a jugadores alrededor del país, de seguir de cerca a los rivales, de crear las estrategias tácticas para lograr los objetivos trazados.

Hoy, Diego es, en el papel, ‘el segundo auxiliar’ de Miguel Herrera, pero en términos reales, Ramírez Deschamps se ha convertido en el pilar de la Selección, en el sereno, el amigo y el directivo quien pone inteligencia, técnica, táctica y hasta buen humor en el seno del combinado nacional.